SINOPSIS: Buenos Aires, segunda mitad del siglo XX. Joaquín Raventós, modesto abogado de pequeños litigios, recibe un día en su despacho la visita de unos extraños personajes que le proponen encargarse de la testamentaría de una descomunal herencia, asunto que podría sacarlo de la mediocridad en la que vive. A pesar de las sospechas de su secretaria, evidentemente enamorada de él, acepta el encargo, atraído por los irresistibles encantos de la joven viuda a la que debe representar. No sabe que, con ello, acaba de poner en marcha el mecanismo de relojería de una sucesión de hechos misteriosos y fatídicos que van a ocasionar la perdición de varias personas ¿Novela negra? ¿Fantástica? ¿Arrebatado drama romántico? ¿Implacable retrato social? Música de amor perdido contiene los mejores atributos de la portentosa escritura de su autor, entre ellos su capacidad para contagiar al lector con toda una gama de emociones (perplejidad, compasión, intriga, risa, desgarro) que se van sucediendo a lo largo del relato, y para mantenerlo en vilo hasta que, con la última línea, se resuelve el postrer de los enigmas.