Esta es la historia del fascismo mágico en la Argentina. La engendramos nosotros. El Adolfo gobernó el país durante una semana y estalló una tormenta diurna y nocturna de rayos, truenos y cacerolazos estridentes. Como si la exuberante fiesta de "los gordos" en la CGT hubiera sido una alucinación, como si el Congreso aplaudiendo el default o Carlos Grosso redivivo fueran fantasmas y nada más. Como si nada hubiera ocurrido. Como si la ficción hubiera derrotado para siempre a la realidad. Estas páginas fueron escritas en lo esencial mientras Rodríguez Saa se incubaba en su feudo, San Luis, donde consiguió ser amado imponiendo la estética, la ética y el histrionismo de un Duce latinoamericano. El rigor periodístico de Wiñazki confronta nuestra nueva realidad con los funestos augurios y la muerte anunciada de la moral política desde El último feudo (1995). Algo se anidaba en San Luis desde hace tiempo. Una criatura política asombrosa: recién nacida, pero ya caduca, flamante como una virgen, aunque horadada, revolucionaria pero tan reaccionaria como las momias. El autor corrige y aumenta desde este libro la percepción del clientelismo político que encarnan Adolfo y su hemano Alberto, y su obra resignificada constituye una reedición amplificada por la efímera presidencia de Adolfo Rodríguez Saa y por su nueva y expectante ubicación en la escena nacional. Miguel Wiñazki nació en 1956. Es escritor y periodista. Ha obtenido el título de grado como Profesor y Licenciado en Filosofía y especialista en Ciencias Políticas. Es director de la Carrera de Periodismo de la Universidad de Belgrano y jefe de Capacitación del diario Clarín. Ha sido profesor de grado y de posgrado en las Universidades de Buenos Aires, San Luis, Morón, Lomas de Zamora, La Plata y Belgrano. Escribió: El último feudo, Sobremonte, Periodismo ficción y realidad, Puro periodismo, Ataque de pánico, Travesías argentinas y Sobremonte, una historia de codicia argentina, que fue adaptada teatralmente y representada en la Sala Martín Coronado del Teatro General San Martín en 2001.
