SINOPSIS: Lucas mordió un pan tostado con dulce de leche y sintió que un diente se le soltaba de la encía. Lo que no quiere decir que se le cayera, no. Porque antes de tragar, entre el mejunje de saliva y miguitas, lo detectó con la lengua y, todo sucio, se lo sacó de la boca. ¿Oia?, se sorprendió Lucas. ¡Un diente!. Corrió al baño y se miró en el espejo. Qué tragedia: un agujerito en la parte de abajo de su sonrisa se lo acababa de confirmar.