SINOPSIS: Como aparatos insensibles arrumbados en un sótano o como los cambios de una ciudad blindada y los ritmos frenéticos de su decadencia espectacular, El último cíber, desde una estética de la discontinuidad y de la fragmentación, parece evocar la frase de Horacio: ¿De qué te reís? Si cambiás el nombre, puede ser tu historia.