En agosto en Los Ángeles, y la ciudad se hunde bajo una espesa capa de neblina que corta la respiración y empapa los cuerpos de sudor. Sólo un loco anda suelto y se mueve con endiablada rapidez, buscando venganza y satisfacción en los cuerpos martirizados de sus víctimas, que se distinguen por el color de su piel o el origen de sus creencias religiosas. El viejo inspector Jack Gold, cínico y desencantado, sigue los pasos del asesino blanco, que firma sus crímenes con dos cruces, hasta el encuentro definitivo, el que no admite vuelta atrás.