SINOPSIS: Repasando la historia, resulta inexorable una conclusión: ninguna proeza de los jefes legendarios se alcanzó sin que un entorno excelso haya colaborado a que esa figura sea el vértice de la pirámide. La base piramidal en que se sostiene el éxito se sustenta en un núcleo que con acción y pensamiento coadyuva la elevación de quien la conduce. Martín Miguel de Güemes no escapa a esa regla. Hubo hombres y mujeres fundamentales que contribuyeron en su proyecto geopolítico inconcluso como en esa gesta incomparable que fue la Guerra Gaucha. Todo esto, sin menguar mérito alguno al caudillo, quien como conductor y director de voluntades supo ganarse la voluntad de todo un pueblo en armas.