SINOPSIS: Desde tiempos prehistóricos, las armas acompañaron al hombre en su evolución y avanzaron en sus diseños y construcción de acuerdo con la tecnología disponible en ese momento. Transcurrieron muchos siglos hasta que el hombre dominó la energía de la pólvora, y luego algunas centurias más, hasta que la metalurgia le permitió fabricar máquinas térmicas portátiles, capaces de arrojar proyectiles, con cierta precisión, a distancias signifi cativas. Como resultado de esta larga evolución mecánica y tecnológica aparecieron las armas largas (o de hombro), que inicialmente fueron desarrolladas para la guerra, y luego se emplearon la caza. Pero las armas cortas (también llamadas de puño) evolucionaron de modo polivalente, ya que debido a su portabilidad conquistaron el lugar que por varios siglos le perteneció a las armas blancas, empleadas por civiles y militares para defensa personal, aplicación que mantienen hasta el presente, además de otros usos como deporte, caza y coleccionismo.