SINOPSIS: Prólogo: Toda expresión artística conlleva en su esencia, una duda, un espejismo, un juego de ajedrez donde queda detenido el inexorable tiempo. Cuando se aborda la lectura de un libro de autor, una percepción difusa parece autorizarnos a leer, lo que el autor intuye que sucedió en su vida. Espontáneamente, nos abre la puerta de una antigua memoria desmemoriada, que trata de hilvanar a través de esos signos convencionales que llamamos escritura, el incipiente caos que se oculta en los pliegues del olvido. Prologar una antología requiere de una lectura distinta, el prologuista, deberá leer y escuchar todas las voces que se expresan en la misma, cada una con una impronta distinta que permite transformar los latidos de sus autores, en forjadas llaves que abrirán lugares desconocidos. Un conjunto de poemas y cuentos pasarán a converger en un punto de encuentro, una pequeña Ágora de la antigua Grecia, un lugar donde todas las expresiones son escuchadas con respeto y valoración, un sacro lugar que por un instante, sólo por un instante, se cruzarán infinitas vidas, infinitas muertes, secretas esperanzas, sueños derrotados, el dolor tolerado en la memoria. Una antología se transformará de esta manera, en una persona hecha de minuciosos destellos di, fragmentos de muchas vidas, y cada una de ellas, buscará su lugar en el libro para formar esa constelación de luces espectrales que trasunta el triunfo de la luz, de lo nuevo, de lo inesperado que resulta ser un escritor sumergido en muchas vidas paralelas. El presente libro, resulta ser una perfecta sinfonía de todo esto; no existe ningún sentimiento que no sea despertado o convocado durante su lectura, tiene asombro y premura, cumbres y abismos, límites que se esfuman y retornan con el viento. De esa manera, la Antología, toma identidad y se transforma en una persona sabia que nos invita a caminar por estrechos desfiladeros, esos caminos inescrutables que nos llevan a encontrar las vidas nuevas, las vidas viejas, que son, en esencia, la misma cosa. Agradezco a la escritora Mirtha Gaitán y a todos los integrantes de la Comisión Directiva, el honor que representa haberme elegido para el prólogo de este conjunto de emociones, cuyo contenido expresa fiel-mente el origen de la palabra Antología, "las mejores flores para un ramillete". Dr. Ernesto Fernández Núñez Vicepresidente Sociedad Argentina de Escritores
