Argentina : Instituto de Investigaciones Históricas de Tierra del Fuego, 1978.
Notas:
Toponimia, topónimo y las voces derivadas, constituyen una familia de palabras jóvenes de rancia estirpe. Comenzaron a transitar por nuestra lengua en los años del 1900, brotadas del solar de dos linajudos vocablos griegos, topos y ónoma, lugar y nombre, que apareados en la composición castellana, se refieren a denominaciones geográficas. Toponimia es el arte, estudio y ciencia de los nombres propios de lugares, de su origen y significado. Y topónimo es el substantivo correspondiente. El problema íntimo de la génesis de las nomenclaturas preocupó a filósofos de todos los tiempos, desde la Biblia y Platón hasta nuestros días. El diálogo de Cratilo y Hermógenes sobre la objetividad o subjetividad de los primeros apelativos no muestra todavía indicios de concluir, aunque la teoría moderna según Ortega y Gasset, se incline hacia el concepto del nombre definición e interpretación de acuerdo a lo que Fray Luis de León hacía expresar a uno de sus contertulios en el tratado De los nombres de Cristo: El nombre, si avemos de dezirlo en pocas palabras, es una palabra breve, que se sustituye por aquello de quien se dice, y se toma por ello mismo, es aquello mismo que se nombra, no en el ser real y verdadero que ello es, sino en el ser que le da nuestra boca y entendimiento. El análisis de la formación y evolución lingüística de los nombres rebasó a la ciencia que el P. Sarmiento llamara onomástica u onomatología en 1757. El examen de los nombres geográficos desde el punto de vista histórico asume proporciones más modestas; sobre todo cuando se reduce a épocas recientes y se lo maneja por la investigación de datos empíricos. El criterio no achica en nada la riqueza del nombre locativo cuyo acervo excede los límites de una cantera de fósiles o de un repertorio de cifras muertas. El topónimo cautiva más intensamente al historiador que los datos paleontológicos al biólogo; y la toponimia resulta una franja muy ancha de vida hibernada en condiciones de resurgir a la primera convocatoria. Para despertarla basta pulsar las claves que animaron el nombramiento y agitar la épica de este romancero de la geografía.