RESEÑA: Un dios cotidiano fue, desde su publicación, una novela perturbadora en el sistema literario argentino, y más aún si se considera que aquella primera edición apareció en tiempos de una dictadura militar que estaba estrechamente vinculada a los intereses de la iglesia católica argentina. Con la experiencia socio-política del peronismo clásico apenas a su espalda, Viñas optó por ubicar su historia en la década del treinta y asociarla, en lo político, con la guerra en España, y en lo ideológico, con el antisemitismo. La Guerra Civil española comprometió, en razón del origen inmigratorio de buena parte de la población argentina, a tomar partido por uno de los dos bandos enfrentados, compromiso que, por cierto, alcanzó a numerosos intelectuales y que constituye un acto que ofrece con nitidez uno de los principios ideológicos de la literatura de Viñas. La novela es un testimonio de prácticas educativas en los colegios religiosos argentinos durante la primera mitad del siglo XX. Viñas preconiza una concepción de Dios que logre despegarse del peso de la tradición, para dialogar efectivamente con las realidades humanas. Lo hace asumiendo la voz y la mirada de un joven religioso que hace su experiencia como maestro en el trayecto formativo que lo conduce hacia el sacerdocio. Contradiciendo los principios del mensaje evangélico y de una pedagogía preventiva basada en la razón, la religión y el amor, la institución exhibe un clima de sospecha y temor que se alimenta de la vigilancia, la violencia y del castigo.