Las plantas actúan, tienen astucia, son seres cuya inteligencia no se detiene en acciones y fuerzas de una contundencia admirable, afirmaba Maeterlinck. Examinaba las cosas desde muy cerca, y suponía que probablemente fuera imposible crear nada. Este libro evoca con profunda poesía la naturaleza y abunda en reflexiones en torno al universo, a la eternidad, lo racional y lo irracional. Al comparar las invenciones humanas con la infinita inteligencia de las flores, propone ideas sorprendentes, tales como se podría decir con seguridad, que las ideas acuden a las flores del mismo modo que se nos ocurren a nosotros. Nos desafía así a observar la perfección del mundo botánico y a sacar conclusiones.