La tradición hermética y mágica es un puente de luz que une la Edad Media y el oscurantismo cientificista del Renacimiento, una voluntad de saber que enlaza a Copérnico y San Agustín, el proyecto católico y las autonomías nacionales. Raimundo Lulio, el doctor de la Iglesia, y Giordano Bruno, el hereje condenado a la hoguera, son ambos misioneros ardientes de una visión que conciliaba audazmente la revolución y el orden hereditario. Lulio, quien fuera una especie de enciclopedista temprano, alcanzó a formular, desde la creativa escolástica del siglo XIII, un método de conocimiento que habría de tener resonancias luego en Descartes, Spinoza y Leibniz. Su Arte combinatoria y su Lógica (reconocida ahora como antecedente de la lógica simbólica) debían no poco a la cábala y al alfabeto de los geománticos. Giordano Bruno, ese místico al que un malentendido hace aparecer como mártir de la ciencia moderna, resurge en estas páginas con su verdadero carácter de poeta y político, como un santo extravagante poseído por un gran sueño: arrancar al catolicismo de la tradición judaica e injertarlo en el viejo árbol de Egipto. De Frances A. Yates, el Fondo de Cultura Económica ha publicado La filosofía oculta en la época isabelina, El iluminismo Rosacruz y Las últimos obras de Shakespeare: una nueva interpretación, los tres en la Colección Popular.
