El profeta es un intento de impulsar al lector a cambiar su forma de vida basándose principalmente en llevarla de una forma equilibrada con respecto a la divinidad y la paz interior. Para Gibrán los obstáculos y vicisitudes del mundo son sólo pruebas que permiten al hombre evolucionar y avanzar por el camino hace la purificación, así nos demuestra que el mundo será mejor cuando los hombres sean capaces de acercarse y convivir. El jardín del profeta se concentra en las relaciones del hombre con la naturaleza. Es la segunda parte de esta trilogía cuya pieza final el autor no llegó a escribir.