En el Vaticano reina cierto nerviosismo, y los cardenales van tomando posiciones ante la inminente muerte del Sumo Pontífice. En esta atmósfera enrarecida y tensa, el cardenal Karl Hoting, prefecto de lo que fue el Santo Oficio, también pone en marcha su maquinaria. ¿Por qué tiene especial interés en vigilar a Heinrich Biedermann, comandante de la Guardia Suiza, que cuenta con todo el favor del Papa? ¿En qué enredos se hallan metidos el padre Oliver y la esposa del comandante? ¿Qué son esos papiros del emperador Constantino, de los que jamás se oyó hablar, y de qué manera misteriosa han aparecido en la Biblioteca Vaticana? ¿Quién los introdujo allí y para qué? ¿Y qué decir del asesinato del comandante Biedermann y de la muerte del franciscano Gesualdo de Verona? Pero, sobre todo, ¿hasta qué punto los hombres de la Iglesia están dispuestos a buscar la verdad y luchar por ella? Éstas son algunas de las muchas incógnitas que se presentan a lo largo de esta novela, y que el autor dosifica magistralmente para que el interés y el suspense vayan in crescendo desde la primera hasta la última página. En suma, una historia apasionante con una sólida ambientación histórica basada en un exhaustivo trabajo de investigación.
