RESEÑA. Bola de Nieve se construye en un proceso asociativo. Se parte de un copo, nacido en la primera imagen que se reproduce con fuerza de alud. El uno se transforma en el otro y luego en el otro y en el otro de manera tal que los sentidos explotan, irreverentes, en direcciones inimaginables. Todo parece un juego pero, jugarlo, produce un efecto dulcemente extraño: por un lado, subraya todo lo familiar acercándolo al que mira y por el otro, trastorna las superficies, ordenándolas según criterio nuevo. Lo mismo y lo otro: como las rayas de las cebras que son todas diferentes, como las cosas que hacemos todos los días.
