SINOPSIS: El Fondo Nacional de Bellas Artes, institución original de financiamiento de la cultura, que obtiene sus recursos en el Dominio Público Pagante, ha significado desde su creación, en 1958, un constante estímulo y protección a las actividades de los artistas y escritores argentinos. Notables personalidades y emprendedores organismos recibieron oportunamente los beneficios que otorga el Fondo. Inclusive, quienes en cierta oportunidad se vieron favorecidos por su apoyo, llegaron a formar parte de su directorio. A lo largo de su existencia, muchos de los recursos que le eran propios fueron derogados mediante leyes expresas. Frente a las restricciones que aún lo afectan, una de las principales preocupaciones, desde el inicio de mi gestión, es la recuperación de los recursos específicos y genuinos que comporta este organismo sui generis, verdadero Banco Nacional de la Cultura. La política financiera, implementada por el Directorio a través de préstamos, subsidios, premios y becas en el país y en el exterior, se orienta a facilitar las condiciones del trabajo de los creadores, así como las diversas actividades culturales que desarrollan instituciones oficiales y privadas, sin fines de lucro. La Memoria 1998, refleja en todas sus facetas, la actividad del Fondo Nacional de las Artes, institución que lleva cuatro décadas de incesante tarea puesta al servicio de las artes, y que tuve el honor de presidir durante los últimos siete años, acompañada de relevantes personalidades de la cultura nacional, que integran el directorio.
