Un joven espía israelí es capturado por los sirios. Uno de los interrogadores le vuela un brazo de un tiro, seguirá con el otro y con las dos piernas si no confiesa. Hay una sola persona que puede hacer algo por el muchacho, pero Ari Ben-Sion parece no interesarse por la suerte del joven espía. En realidad tiene cosas mejores que hacer, como seducir a cuanta mujer encuentra en su camino.