En realidad, es de lamentar que poco se conoce cómo nació la Provincia de Buenos Aires y en qué circunstancia tan compleja desde el punto de vista político. La responsabilidad debería ser adjudicada a los historiadores argentinos, sobre todo aquellos que poco o nada hicieron para que el pueblo en general pudiera conocerlo. Este ensayo pretende esclarecer sobre este momento que tal vez por controversial, período considerado como anárquico, no fue analizado más que someramente. Esta era la costumbre de evitar los trastornos políticos que derivaban en polémicas más vigentes sobre el rol de la capital y el primer entendimiento con las provincias que surgió por el Tratado del Pilar. De este modo creí necesario demostrar no sólo el establecimiento de la Provincia de Buenos Aires sino también el protagonismo de los caudillos que llevaron a reclamar que ésta se incorporara a un nuevo orden organizativo similar en obligaciones que los restantes estados. Sarratea fue el primer gobernador de la provincia pero los unitarios lo consideraron provisorio para adjudicarle este cargo a Martín Rodríguez. Aquí están las razones que se evidenciaron luego y que deberían ser consideradas como vigentes por los lectores para comprender más y mejor porqué Buenos Aires continúa siendo portavoz de un centro de poder político central y autoritario. Entender lo contrario es desconocer la propia constitución cuyo régimen es notoriamente presidencialista.
