SINOPSIS: Carlos Herrero narra con notable habilidad las primeras vivencias de aquel barrio de Belgrano donde vecinos, clubes y bares eran parte de su familia pintoresca y querida. Sus retratos muestran la imagen pura que rodea a los personajes proporcionándoles una riqueza que valorará cada lector, sin dejar de lado una excelente y cálida sintaxis. No todos sus cuentos los vive allí, pero hay una cierta necesidad de hablar de esas calles como si aún las pisara. La gracia cotidiana con la realidad más dura las resuelve con un apropiado y certero lenguaje. También gusta de merodear en la historia y, desde luego, allí, cambia el tono de su pluma. Va transitando las voces históricas fundado en su compromiso con las letras y con la crónica que elige para que la anécdota quede revelada después de una búsqueda respetuosa, idealista y bien descripta. Herrero asegura una buena lectura, un placer definido en cada una de sus obras que nos llevará a disfrutar la propuesta.