Mónica intentaba convencerse de que todo lo sucedido la noche anterior había sido una simple pesadilla. Los fantasmas no podían ser reales, ni David, ni Lolo, ni nadie, era consciente de lo ocurrido. Pero, según pasaba el día, más convencida estaba de que todo era real. Igor y ella compartían un secreto que poco a poco iba infectando como un virus a todo el campamento. Pero, si casi no había sobrevivido a una simple pesadilla, ¿qué pasaría si todo se hacía realidad?