Los Ángeles, 1984: Juegos Olímpicos. Un centro único y espectacular hacia el que convergen durante un mes los ojos de casi todos los habitantes del planeta. ¿Qué mejor escenario para que el terrorismo internacional haga sentir su presencia de un modo también espectacular y único? Una pequeña ciudad de la costa, en el sur de California, es testigo de una serie de muertes brutales e inexplicables. La población vive atemorizada. La policía, jaqueada, desconcertada al principio por esos asesinatos aparentemente sin sentido, comienza a sospechar de la existencia de un cerebro invisible, que maneja un plan más vastos alcances. Una acelerada carrera contra el reloj, una cuenta regresiva, irán jalonando de pánico y terror los días, las horas y los minutos previos al encendido de la llama olímpica que esta vez, quizás, alcance una luminosidad jamás sospechada.