Eisejuaz es una novela escrita en estado de gracia. Sara Gallardo se instala en las fisuras del lenguaje para crear a Eisejuaz, uno de los personajes más enigmáticos e inolvidables de la literatura latinoamericana: un indio mataco que escucha la voz de Dios en una lagartija y que renuncia a todo para seguir un llamado de consecuencias desastrosas para su comunidad. Es una novela fronteriza en más de un sentido: se sumerge en el paisaje del norte argentino y en el mundo indígena arrasado por el extractivismo, y evade los lugares comunes del regionalismo a través de la creación de una lengua fascinante y llena de alteraciones gramaticales. Eisejuaz âbarbarizaâ el cristianismo con su cosmovisión indígena en la que Dios tiene rostro animal; su yo es curiosamente descentrado y está compuesto por muchos otros, pues âun animal demasiado solitario se come a sí mismoâ. Gallardo se inspiró en un viaje a Salta en 1967, al que partió buscando historias para su columna en un semanario. En un hotel de Embarcación (a un costado del río Bermejo) conoció al cacique wichí Lisandro Vega, con quien pasó horas conversando y que le sirvió de modelo para Eisejuaz.