En el yacimiento arqueológico de Megido, en el norte de Israel, un gran descubrimiento pone en tela de juicio los mismísimos fundamentos de la Biblia Maya Spencer es una joven arqueóloga inglesa que lleva muchos años trabajando con su tutor, el profesor Friedmann, y consagrándose por completo a la pasión que los une: la arqueología. Están estudiando un santuario caldeo que data del siglo VII a.C. Tras dos meses de ausencia, Maya se reúne con su equipo. Sin embargo, desde que llega al yacimiento, empiezan a producirse toda una serie de fenómenos extraños y muertes brutales aparentemente programadas. Se desencadena así una despiadada cuenta atrás: cada día, siguiendo un ciclo de doce, se cumple un sacrificio. Desde ese momento, Maya y el profesor comprenden que tiene que haber alguna relación entre las desapariciones y el descubrimiento del santuario. La inexplicable presencia de rastros mesopotámicos en el yacimiento de Megido podría probar que la Biblia no es más que una obra hecha por encargo, escrita por mandato del rey Josías. Una hipótesis que haría tambalear los fundamentos de la cultura judeocristiana y que haría temblar el equilibrio de las relaciones internacionales. Son muchas las coincidencias que indican el desencadenamiento de una maldición: los signos astrológicos de las víctimas, el origen caldeo del santuario, la búsqueda de la tumba de Josías, la presencia de una escuela cabalista en las cercanías, el contexto diplomático del Oriente Próximo, y en el corazón del ciclón: el profesor Friedmann; Maya; Edward Rostheen, el joven diplomático que Maya ha conocido en su viaje; Pierre, el ayudante del profesor; y Mansour, el Gran Maestro de los cabalistas, son los testigos de un nuevo enfrentamiento entre la ciencia y la divinidad.