Hubo un tiempo en que las cosas no eran para príncipe Melifluo como lo son ahora. Su madre no era así, ni su palacio, ni su nombre. Pero, entonces, ¿cómo eran? Por más que se devanara el seso bien devanado, príncipe Melifluo no podía recordarlo. ¿Qué habría sucedido? ¿Qué cosas habían pasado, tan graves, como para que él olvidara su nombre verdadero? ¿Y qué papel juegan las manzanas en esta historia?