En 1998 dos miembros de la Guardia Suiza y la mujer de uno de ellos aparecieron asesinados en el Vaticano. Antes de realizar las autopsias, la Santa Sede anunció que tenía la 'certeza moral' de que uno de ellos, Cédric Tornay, había matado al matrimonio en un 'arrebato de locura' y después se había suicidado. La versión oficial fue completándose con las enfermedades mentales del presunto asesino.