El Manantial es una de esas raras muestras de la buena novela liberal. Es una historia en la que el protagonista, Howard Roark, un arquitecto brillante, está dispuesto a arriesgarlo todo por defender su libertad individual. De alguna manera, se trata de un alter ego de Ayn Rand, quien dedico su intensa y fecunda vida intelectual a combatir el colectivismo en cualquiera de sus múltiples variantes. El fundamento de El Manantial es el individualismo y el colectivismo en el alma humana. La obra se concentra en la vidas de los cinco principales personajes. El héroe, Howard Roark, es la persona ideal para Rand: Un arquitecto intransigente que está completamente entregado firmemente, aun cuando de manera serena, a sus ideales, especialmente creyendo que ninguna persona debe jamás copiar el estilo de otra, sobre todo en el campo de la arquitectura. A lo largo de la novela todos los demás protagonistas en algún momento u otro, por diferentes razones y con distintos grados de énfasis le piden que renuncie a algunos de sus principios. Sin embargo Howard se mantiene incólume y no compromete su integridad. Un aspecto interesante e impactante de la personalidad de Howard es que, en contraste con las formas acostumbradas de los héroes típicos, no se lanza a explicar sus puntos de vista y por qué el mundo no es lugar justo por medio de largos y apasionados sermones y monólogos; todo lo contrario, Howard lo hace de forma desdeñosa, lacónica y altiva. Basada en la novela fue llevada al cine con el mismo título en 1949, la película fue dirigida por King Vidor y protagonizada en sus principales papeles por Gary Cooper, Patricia Neal, Raymond Massey y Kent Smith.