Si el infierno son los otros, ¿quiénes son el purgatorio?, ¿hay alguien en el cielo aparte del yo charlando con el superyó?, ¿no es verdad, ángel de amor, que hacerse entender es un agobio?, ¿lo malo del sexo es que no se evapora? Novela de amigos, encuentros y desencuentros, y algún tropiezo que otro, fiestas de cumpleaños, paseos solitarios, parejas que se vigilan, dos o tres gotas de vida interior y varios tragos de vida anterior. Después yo no sé si hay después. El estatus social los junta y la vida, posterior, los separa. El adelgazamiento de las intimidades. Diálogos para besugos entre personajes, cabe suponer, inteligentes: Esta semana nos estamos queriendo mucho. Un amor que se diluye inevitable como un azucarillo en una taza de té (verde, por supuesto). Novela coral sobre unas gentes (en la treintena larga, ya colocados aunque incómodos) que están quedándose sin voz. La sospecha como impedimento para alcanzar el sosiego, la paz social. Reservado el derecho de admisión y prohibida la entrada a quienes piensen que son felices y comen perdices, un plato por cierto, de muy difícil elaboración.