Difícil que un lector pueda despegar de esta novela tras esta escena. No se trata sólo de que una policía venal y sanguinaria investigue el asesinato de los padres del joven Miroslavo en ese paraje alejado de todo: Estero del Muerto. Monstruos perfectos no es una policial deductiva, donde lo que pesa es el enigma. Importa la resolución del crimen, sí, pero más cruciales son su contexto de marginalidad y pobreza, el espesor de las circunstancias que empujan a una violencia de pocas palabras, de gestos miserables donde la solidaridad se parece a la lástima, una compasión de pobres diablos.