SINOPSIS: No somos todos iguales. Tenemos diversos orígenes, múltiples culturas, nacionalidades costumbres, color de piel, etc. Suele afirmarse sin embargo, que âtodas las personas son igualesâ. La noción de la igualdad entre las personas comenzó a reconocerse legalmente a fines del siglo XVIII. Con el paso del tiempo la servidumbre, la esclavitud, la nobleza hereditaria y todos los tratamientos desiguales fueron abolidos legalmente. Sin embargo, las desigualdades persisten. Las personas no están en condición de igualdad con respecto al acceso a los bienes económicos y culturales. La igualdad ante la ley no implicó igualdad social. Que las personas sean iguales no significa que sean idénticas o que vivan en las mismas condiciones. El principio de no discriminación se basa en la idea de que todas las personas compartan la misma condición de humanidad. No hay personas mejores que otras, cada uno tiene características propias y una forma de vida que constituye su identidad. Todos los seres humanos son al mismo tiempo iguales y diferentes. Iguales porque comparten la condición de humanidad y diferentes en cuanto a sus características propias.