RESEÑA: Todo mito requiere un territorio propio, con su código, sus personajes y también su «pathos». La Gran Patraña reúne todos estos ingredientes y, al mismo tiempo, los transgrede. Citas conocidas y homenajes velados se incluyen en una intriga construida a partir de una combinación de géneros que «la crítica culta» suele arrojar al desván de las literaturas marginales. En un principio esta obra se tituló Cosecha Verde. Posteriormente cambió para encajar con los otros tres libros que completan la tetralogía sobre el poder, en curso de preparación por Ikusager. El título original se presentaba ya como homenaje y, al mismo tiempo, parodia de la novela más politizada de Dashiel Hammet. Cosecha Roja planteaba de manera brutal el esquema básico de la corrupción capitalista como universo cerrado en el que un detective gordo se adentraba para discernir contradicciones y también verdugos y víctimas. En la Colonia donde transcurre La Gran Patraña Donaldo Reynoso, ex policía y bastardo, deberá descubrir no sólo los hilos que mueven el poder sino los mecanismos de producción de realidad en una sociedad que hiperboliza la situación de «los condenados de la tierra» analizada por Franz Fanon. La Colonia de Carlos Trillo como el Poisonville de Hammet contiene todos los signos personales de un mundo cerrado. Mundo cerrado del autor y de sus protagonistas que el estilo expresionista de Cacho Mandrafina eleva a las cotas de sombrerazo. Sin el Yorknaphathawpa de Faulkner tal vez no habrían nacido ni la Santa María de Onetti ni el Macondo de García Márquez. Sin todos ellos ây tampoco sin la influencia venerable del padrecito Hammetâ no existiría esta Colonia de La Gran Patraña en donde conviven la aventura clásica, la intriga del folletín, la violencia de la serie negra y la sensualidad perversa del bolero. Narrativamente La Gran Patraña es deudora de todas estas influencias. En su particular utilización del tiempo se detecta una influencia mayor: la del realismo mágico. Toda la historia tiene una temporalidad atribulada. Por un lado, cada tanto, asistimos a una polifonía narrativa que nos sitúa en otros tiempos. Por otro la trama propiamente dicha transcurre en una larga, larguísima noche.