SINOPSIS: Si yo fuera una actriz de cine y deseara la piel más luminosa del mundo, no dejaría de beber medio litro de kombucha al día. Tan sólo bebiendo durante tres días dos vasos de kombucha, la piel se aclara, se suaviza y emite una luz que no puede ser más que el resultado de una mejora interna en todo mi organismo. La piel no sólo se nutre de cremas, sino, y principalmente, de unos intestinos saludables. Por eso, los problemas de piel deben ser tratados desde dentro. Los seres humanos sentimos la necesidad de compartir lo que nos produce bienestar. Por este motivo, introduje en España a través de mis cursos, y en especial del máster en cocina vegetariana que dirijo, el arte de la fermentación basada en plantas, formando a futuros profesionales que, a su vez, incorporan y divulgan las técnicas de la fermentación en su cocina. Estos fermentados vegetales se pueden comer en familia y disfrutar no sólo de su sabor, sino también de todas sus propiedades curativas, amén de la satisfacción que da saber que estás comiendo algo hecho con tus manos y para lo que has tenido que esperar.