RESEÑA: Unas memorias sinceras y emocionantes de una de las personalidades cinematográficas más reconocidas, influyentes y queridas del mundo. Todo el mundo conoce a Jackie Chan. Ya sea de Rush Hour, Shanghai Noon, The Karate Kid o Kung Fu Panda, Jackie es admirado por generaciones de cinéfilos por su estilo de lucha acrobático, su ritmo cómico y sus acrobacias alucinantes. En 2016, después de cincuenta y seis años en la industria, más de 200 películas y muchos huesos rotos, recibió un Premio de la Academia honorífico por su trayectoria cinematográfica. Pero a sus 64 años, Jackie apenas está comenzando. Ahora, en Never Grow Up, la superestrella mundial reflexiona sobre sus primeros años de vida, incluidos sus años de infancia en la Academia de Drama de China (en la que se matriculó cuando tenía seis años), sus grandes oportunidades (y reveses) en Hong Kong y Hollywood. , sus numerosos roces con la muerte (tanto dentro como fuera de los sets de filmación) y su vida como esposo y padre (que, hay que admitirlo y lamentablemente, ha sido imperfecta). Jackie nunca ha rehuido sus errores. Desde The Young Master en 1980, las películas de Jackie han terminado con una serie de errores en los que tropieza con sus líneas, falla en su objetivo o se estrella contra el suelo en un truco que salió mal. En Never Grow Up, Jackie aplica el mismo espíritu de apertura a su vida, demostrando una y otra vez por qué es amado en todo el mundo: es honesto, divertido, amable, valiente más allá de lo imaginable y, después de todo este tiempo, todavía es joven en corazón.
