RESEÑA: Un grupo de personas que integra un curso de control mental pasa un fin de semana en una estancia. Allí tienen lugar una serie de amoríos fugaces y revelaciones apenas trascendentes, incluso para ellos. Eso sería todo, si la que nos lo relatara no fuese una mujer perturbada, aparentemente a causa de lo que paso esos días. Magdalena tiene dificultades para recordar, pero no por eso deja de hablar. Y al hablar se interna en senderos laterales donde ella misma se asombra de lo que encuentra: su infancia, Dios, el ser judía y mujer y argentina, los diferentes matices de la luz, el verdadero color de su memoria. "Cuando digo Magdalena" explota de manera maravillosa los cabos sueltos que deja siempre la vida y las bifurcaciones que manifiesta todo pensamiento humano cuando trata de unirlos. Potenciando hasta el virtuosismo los alcances del diálogo en una larguísima cura a través de la conversación, conjugando el humor, la emoción, la conciencia existencial y el absurdo en un libro de agridulce e irrepetible alegría.