RESEÑA: Ya se estrenó en EEUU el primer capítulo de la tercera temporada de Twin Peaks; aquel clásico de culto de comienzos de los ´90; coescrita por Lynch y Mark Frost que reinventó el lenguaje televisivo. Twin Peaks no solo permitió que algo del imaginario onírico; perturbador y naif de este particular director oriundo de Montana se convirtiera en una serie de memes para los seguidores del enigma de Laura Palmer (el pastel de cerezas y el café; el baile del enano; la oscura resiliencia de Leland o la mujer del leño): Twin Peaks siguió abriendo áreas de producción para Lynch; que ya había experimentado con la pintura; el cine y todavía quedarían sus discos; prácticas de meditación y experimentos con nuevos formatos digitales? por delante. Lynch por Lynch logra plasmar ese 'arco narrativo' de su vida; afortunadamente todavía abierto; con entrevistas realizadas por Chris Rodley entre 1993 y el 2002. Sus películas; su infancia; la pintura; los primeros cortos; la fotografía; la asociación libre; el azar; el destino; los músicos; el trabajo; el fracaso y el llanto son algunos de los tantísimos temas que aparecen y desaparecen con la naturalidad que Lynch comenta sus miedos y placeres. 350 páginas en donde; además de conocer anécdotas; deseos y fracasos; podemos imaginar algo de ese carácter aparentemente laborioso y equilibrado; contagiarnos de las sorpresas que da la vida en un rodaje y por momentos lograr arrancarle un 'no quiero hablar de eso' un gesto menos amable y empezar a sospechar de dónde viene tanta oscuridad.