SINOPSIS: Uno de los escenarios privilegiados en el viejo oficio de contar historias es la isla, un lugar que se ha instalado en la imaginación como el ámbito en el cual se lleva a cabo, casi siempre, una fundación. Algo similar ocurre con los faros: centinelas en el límite entre el mar y la tierra, la literatura los fue poblando de aparecidos, de historias patéticas o conmovedoras. Publicada como obra póstuma, El Faro del Fin del Mundo no sólo rescata esta tradición sino que, muy a la usanza verneana, la pone al servicio de la eterna batalla entre el Bien y el Mal. Verne eligió una isla argentina para recrear la trama de esta novela, la isla de los Estados, y un faro austral, que ilumina desde el fin del mundo: el Faro de San Juan del Salvamento, en las desoladas aguas del Atlántico Sur. La sirena, el cuento de Bradbury, narra una extraña aventura en un no menos extravagante paraje, donde la sirena de una faro saca de su letargo a una criatura milenaria. En síntesis, dos obras vinculadas por un escenario y una obsesión, el faro, los confines, a cargo de dos maestros indiscutibles del género fantástico.