RESEÑA: Dibujė Mansión Masticante apasionadamente, afiebradamente, sin guión, sin bocetos previos, haciendo cuatro o cinco páginas por noche. La única idea que tenía en mente era hacer una historieta de terror, algo que nunca había intentado antes. Fue un proceso tan vertiginoso que una noche, casi sin darme cuenta, tenía 40 páginas terminadas. Mansión Masticante es una historia donde el inconciente fluye como la tinta, en forma bastante fresca. Los diálogos y personajes fueron dándose sobre la marcha, detonados por la casualidad, el diario vivir y el insomnio. Es de esos momentos de rara emergencia que todo artista experimenta alguna vez, casi sin proponérselo, y donde tienes que estar preparado con lo tengas a mano para dar curso a las ideas e impulsos que vienen sin cesar. Más que una historia de terror (o menos, si se quiere), Mansión Masticante es la historia de un personaje que se adentra en los rincones de su propio inconciente. Hacia el final de la historieta encontré la manera de abordar formalmente la fuerte presencia de la hoja de cuaderno. Con renglones o reticulada, una sencilla hoja de cuaderno es un espacio gráfico interesante, que dice mucho acerca de cómo concebimos nuestro propio espacio social y psicológico. Y aunque no lo parezca, es un excelente territorio para el dibujo, que puede quedar atrapado pero también jugar en su cuadrícula.
