RESEÑA: <<Monstriña apareció un día, no hace mucho, paradita frente a una sombra enorme que intentaba asustarla, sacó su linterna y apuntándole al corazón, desbarató sus planes. A partir de allí, se fue instalando en telas, cuadernos y papeles con la autoridad de quien siempre estuvo allí y habita un lugar que le pertenece. Yo no sé quién es, de dónde viene, ni lo que pretende, pero sé que a mí me devolvió a un lugar que no frecuentaba, el de liberar colores, ideas y manchas con el placer y la impunidad de la infancia. Monstriña no pide permiso y decide con dulce determinación si quiere enfrentarse a la noche, a un moco o a un ser invisible. A veces ella es un poco monstra y las monstras son un poco ella. Sus sombras son cuestiones a atender con seriedad y su imaginación tan tangible como su silencio. Su edad inmaterial va del chupete a la lectura y si tiene hambre busca una teta. Su intimidad es colorida y feliz, porque sus seres queridos aparecen en los espejos, bajo la cama o en el inodoro. Monstriña piensa poco, lo indispensable, pero percibe, siente e imagina mucho y es allí donde sucede su Universo.>> La autora.