RESEÑA: Carl Assar Eugén Lindbeck es considerado uno de los mayores analistas de las medidas del estado del bienestar entendió, entre otros aspectos, lo siguiente: Un dilema importante respecto a las futuras políticas del Estado de bienestar consiste en dilucidar si los políticos deben seguir confiando en reformas discrecionales ad hoc o si, por el contrario, deben tratar de crear mecanismos automáticos de ajuste incorporados a los diferentes sistemas de prestaciones. Esto último se refiere a ajustes gestionados administrativamente, más que políticamente, de algunos sistemas de prestaciones como respuesta, por ejemplo, a los cambios demográficos, al crecimiento real de los salarios y al crecimiento del empleo. La ventaja de emplear mecanismos automáticos de ajuste consiste en que reducen la carga que supone para los políticos la toma de decisiones impopulares. La introducción de mecanismos de ajuste automático se ha llevado a cabo efectivamente en algunos países. Por ejemplo, en Suecia las prestaciones de las pensiones serán determinadas en el futuro mediante ajustes automáticos a la baja de las prestaciones en el caso de que el número de pensionistas aumente como resultado de la mayor esperanza de vida, o si bajara la tasa de crecimiento de los salarios reales de los trabajadores. Pero para que los sistemas de seguros sociales adquieran mayor estabilidad financiera tras la adopción de mecanismos automáticos de ajuste sería necesario que las normas que los regulan resulten políticamente estables, lo que sigue siendo una incógnita. Independientemente de que las reformas consistan en intervenciones ad hoc o en mecanismos automáticos de ajuste existen argumentos a favor de que las reformas se hagan más pronto que tarde. Si las reformas se retrasan mucho, puede que tengan que llegar a ser muy drásticas; especialmente si las normas sociales que se oponen a la sobreutilización de los sistemas de prestaciones continúan debilitándose.