El asesino conoce muy bien a Eve Duncan, la más destacada escultora forense del país. Sabe del dolor que ella siente por su hija asesinada, cuyo cuerpo nunca apareció. Sabe también que ella puede insistir hasta que se identifiquen los nueve cuerpos desenterrados en un peñasco cercano a las Cataratas Talladega de Georgia. Así comienza un juego sádico y mortal. Y también comienzan los llamados. Quienquiera que sea el que está del otro lado de la línea, está viendo a Eve. Conoce cada movimiento que ella hace. Puede saborear su pánico. En un abrir y cerrar de ojos, el mundo de Eve se da vuelta por completo. Ni su amigo millonario ni el agente del FBI a cargo del caso pueden mantenerla a salvo. El asesino quiere que ella vaya sola a su encuentro. Eve Duncan se las verá de frente con el más peligroso de los psicópatas. Un hombre para quien la vida y la muerte no valen nada. Un hombre que juega a matar.