Gabriel García Márquez ha declarado una y otra vez que El otoño del patriarca es la novela en la que más trabajo y esfuerzo invirtió. En efecto, García Márquez ha construido una maquinaria narrativa perfecta que desgrana una historia universal de forma cíclica, experimental y real al mismo tiempo, en seis bloques narrativos sin diálogo, sin puntos y aparte, repitiendo una anécdota siempre igual y siempre distinta, acumulando hechos y descripciones deslumbrantes. Novela escrita en Barcelona entre 1968 y 1975, El otoño del patriarca deja asomar en su trasfondo el acontecimiento más importante de la historia española de aquellos años aunque su contexto y estilo sean, como simpre en este escritor, el de la asombrosa realidad latinoamericana que García Márquez ha elevado una vez más a la dignidad de mito. La novela, que está considerada como una fábula sobre la soledad del poder, se desarrolla en un país ficticio a orillas del Mar Caribe. Este país es gobernado por un anciano dictador que recrea el prototipo de las dictaduras latinoamericanas del siglo XX. En El otoño del patriarca, y con un estilo muy singular, García Márquez utiliza largos párrafos con escasos puntos seguidos o aparte, en los que logra entrelazar distintos puntos de vista narrativos; una especie de monólogo múltiple en el que intervienen varias voces sin identificarse, siendo su novela más compleja y elaborada. Se le considera un largo poema en prosa y la obra que mejor representa al mítico tirano contemporáneo.