Salvo el capítulo final, que se desarrolla en París y en Kobe (Japón) algunos meses después de los acontecimientos principales, el núcleo de la novela se concentra en apenas tres días en la ciudad de Shanghái. Por un lado están los comunistas, que se resisten a entregar las armas a los soldados de Tchang Kai Chek. Enfrente de ellos, el ejército del Kuomintang, con su secuela de policías y torturadores. El tercer vértice del triángulo lo forman los miembros de la colonia europea, que defienden los intereses económicos de las potencias coloniales. En esos tres días se produce el enfrentamiento armado que concluye con la aniquilación de los obreros y sindicalistas comunistas Entre los comunistas se encuentran los principales personajes de la novela, los que mejor definen la complejidad de la condición humana y por los que el autor se siente más atraído. Por un lado está Kyo, el líder de la insurrección, en quien se manifiestan mejor los rasgos de dignidad, fraternidad y coherencia; rasgos que, por otra parte, le llevarán a la muerte tras rechazar una salvación individual. Como contrapunto de Kyo está la figura de Chen, terrorista individualista, poseído de un misticismo nihilista, torturado internamente y que busca la muerte como una liberación a su angustia existencial. Otros comunistas, el ruso Katov o el europeo Hemmerlich, ensanchan el abanico de actitudes políticas y morales de los comunistas. Papel importante también desempeñan Gisors y May, padre y esposa, respectivamente, de Kyo. El primero como pensador que analiza los motivos de los comportamientos y las actitudes de los hombres; y la segunda como compañera fraternal en la lucha por instaurar los ideales comunistas. Serán, por otra parte, los únicos que se salvarán de la matanza y con ellos dialogando en el Japón se concluye la novela.