Bajo el brutal régimen de Sadam Husein, Mayada es encarcelada, pero sobrevive para contar su tragedia y la de tantas otras mujeres como ella. Jean Sasson conoció a Mayada cuando esta le hizo de intérprete durante uno de sus viajes a Bagdad. Se hicieron amigas, aunque posteriormente perdieron contacto. Más tarde la autora supo por qué: Mayada había estado en la cárcel y había conseguido ser liberada y abandonar el país con la ayuda de su familia. Era inocente, pero eso no la libró de meses de prisión en condiciones horrendas, espeluznantes. Su historia no es única: es la de todas sus compañeras de celda, «las mujeres de la sombra», sometidas a diferentes tipos de abuso, apaleadas y torturadas. Mayada, hija de Irak es una historia real que nos conmueve, no solo por el sufrimiento de sus protagonistas, sino por mostrarnos el verdadero valor de la amistad que nos ayuda a soportar las situaciones más extremas.