Vivió entre los años 742 y 814, su nombre fue Carlos, pero la posteridad lo recordaría como Carlomagno, Carlos el Grande. Título ampliamente justificado: el imperio Carolingio, que él fundó, fue la primera organización política fuerte desde la caída del Imperio Romano, garantía de la ley y el orden, de las ciencias y las humanidades. No pocos historiadores modernos afirman que fue Carlomagno quién pensó por primera vez en Europa como unidad religiosa, política, cultural y militar. Harold Lamb, fascinado por una figura histórica de tal magnitud, como antes con la de Gengis Kan o Solimán el Magnífico, recrea en una gran novela, por la intensidad de su exposición, la vida y la gloria de este fundador del prototipo de gobernante occidental.