En Jerusalén, en la avenida de los Hombres Justos, hay un árbol que se llama Oskar Schindler. La heroica y verídica historia de un católico alemán que administraba un campo de trabajo nazi y salvó de la muerte a miles de judíos. Schindler era un industrial alemán que durante la segunda guerra mundial dio una respuesta propia a la cuestión judía, construyendo en Cracovia un campo de concentración que era a la vez una fábrica. Dentro de los límites de este campo albergó a miles de judíos, trasladándolos luego a un lugar seguro de Checoslovaquia, mientras los alemanes enviaban diariamente sesenta mil almas a los hornos de Auschwitz. Figurar en la lista de Schindler suponía para un judío prisionero la insólita esperanza de salvar la vida.