Esta soberbia novela recrea, a partir de la figura ejemplar de Leonardo da Vinci, el ideal del hombre renacentista. La grandeza de Leonardo, máximo representante del genio en estado puro, se mide con la de sus rivales contemporáneos: Rafael y Miguel Ángel. Hijo bastardo a quien siempre persiguió el rumor de sodomía, Leonardo empezó su carrera como arquitecto al servicio de Ludovico Sforza, gran duque de Milán, en 1497. Hasta su muerte sirvió a diversos papas y a familias rivales como los Borgia y los Médicis.