La cantante calva comienza con el señor y la señora Smith, estableciendo un diálogo de lo más cotidiano, mientras esperan al señor y la señora Martin, quienes debían llegar a cenar, pero al parecer se han retrasado más de la cuenta, por lo que estos buenos ingleses, como nos los caracteriza Ionesco, han decidido adelantárseles. Desde los primeras escenas comienzan a esbozarse aquellas sátiras tan características de toda la obra, que pueden arrancar más de una carcajada. Esta obra de teatro confirmó a Eugéne Ionesco como uno de los grandes dramaturgos del siglo XX, conocido sobre todo por ser uno de los máximos representantes de la corriente del teatro del absurdo. Una de las características del teatro del absurdo utilizada magistralmente por Ionesco en esta obra es el recurso de los diálogos inconexos, creando así una atmósfera donde los personajes están físicamente cerca pero no pueden llegar a comunicarse de forma efectiva. Con este recurso Ionesco nos muestra al ser humano del siglo XX como el incomprendido y el incomprensible. En este sentido la obra puede considerarse como una tragedia del lenguaje donde los diálogos se fragmentan tanto que en la última escena de la obra llegan a ser sílabas sueltas carentes de sentido. A pesar de los episodios inconexos relatados en la obra, el tema principal es claro, consistente en la comunicación incorrecta como fuente de los problemas entre las personas.