SINOPSIS: En El agente secreto (1909) quiso demostrar que la historia la hacen los hombres, pero no en su cabeza: las ideas que nacen en su conciencia desempeñan un papel insignificante en el desarrollo de los acontecimientos. Para ello nos presenta un grupo de anarquistas que operan en Londres, en un utópico deseo por la igualdad universal y la abolición de toda autoridad, y lo hace de la mano de uno de ellos, Verloc, un modesto comerciante perteneciente a un comité anarquista cuya ignominiosa vida es un pésimo ejemplo de moralismo. El agente secreto es la única novela de Conrad donde aparece el humor, un humor amargo, sarcástico y despiadado. Su lectura no producirá ni una sola sonrisa, pero la forma de presentar los hechos penetra en el lector a través de un recurso muy efectivo: la ironía. Conrad no tendrá piedad con sus personajes, esos anarquistas que en su época imponían sus ideas a través de la destrucción, intentando movilizar las conciencias a través de actos violentos.