Como buen americano, Billy Halleck es un hombre a la vez favorecido y perjudicado por la buena vida estadounidense: por un lado, posee una buena casa, una familia feliz y una exitosa carrera como abogado; pero por el otro padece sobrepeso (le sobran más de 20 kilos) y su doctor no deja de recordarle que debería controlarlo si no quiere acabar con un ataque al corazón. Un mal día, debido a un accidente por conducción temeraria, Billy acaba con la vida de una gitana que estaba cruzando la calle. El anciano padre de la fallecida decide vengarse: sorprende a Billy a la salida de los juzgados y, acariciándole la cara, pronuncia las palabras más delgado. Tras seis semanas y cuarenta quilos menos, Billy Halleck se convierte en un desecho humano. En el colmo de la desesperación, intenta encontrar una solución jugando con las fuerzas de la vida y de la muerte.