RESEÑA: La pluralidad de registros, el rigor de los cuentos de Borges, así como los nuevos recursos narrativos afianzados en la peculiar modulación porteña de Julio Cortázar, marcaron de manera decisiva a los narradores incluidos en este segundo volumen dedicado al cuento argentino entre 1959 y 1979. Comenzaron a publicar hacia 1960 y aunaron a las experiencias de Borges y Cortázar otras propuestas, entre ellas, las de los maestros del objetivismo francés, las de H. Miller o las de los "duros" de la nueva narrativa policial. A la destreza en la creación de climas y tonos, muchos de estos narradores los pertenecientes al interior del país, agregan uno de los rasgos más significativos del período: la superación del regionalismo, que constreñía los intentos de toda proyección; y también, en otra perspectiva, caracteriza al período la mayor riqueza del relato policial y el repentino auge de la narrativa breve de ciencia ficción.