RESEÑA: Esta es la historia de un pirata de rostro amenazante, expresión de fiereza y amargura. El día en que su barco ancló frente a una isla, nadó hasta la orilla y se tendió al sol como cualquier turista. Desplegó el mapa con la escasa delicadeza que le permitían sus únicos cinco dedos, lo sujetó con el garfio para que no se lo volara el viento (que era una de sus famosas brisas marinas), con su ojo disponible lo leyó por quincuagésimo séptima u octava vez, a pesar de que se lo sabía, se lo resabía y se lo archisabía de memoria.